Alejandro Gonzalez | 18:20

La Profecía el testimonio de Jesucristo en nuestras vidas

Yo me postré a sus pies para adorarle. Y él me dijo: Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía. Apocalipsis 19:10


El apóstol Juan en su visión de la victoria final decide postrarse a adorar al Ángel que le estaba revelando la bienaventuranza de aquellos que podrán estar presentes en las Bodas del Cordero con la Iglesia y rápidamente es detenido y avisado que esta ante un igual a él, un consiervo suyo (Hebreos 1:14; 2:11 y 3:1), dirigiendo [...] "al apóstol al único objeto verdadero de adoración religiosa: adora a Dios y a Él solo, condenando claramente la práctica de los que adoran los elementos del pan y del vino, y santos, y ángeles, y los que NO creen que Cristo es verdaderamente, y por naturaleza, DIOS, pero le rinden una suerte de adoración". Asimismo el apóstol amado de Jesús tiene el privilegio de ver la llegada de Jesucristo de su Segunda Vuelta a la tierra junto a la compañía de los santos -los muertos en Cristo- y su ejercito de ángeles victorioso. (Judas 14 y 1 Ts. 3:13)


Otro tema interesante de prestar atención y que esta poco tratado por los estudiosos por lo que es difícil de encontrar información es lo aseverado por el ángel a Juan de que solo aquellos que 'retienen el testimonio de Jesús' pueden ser considerados cristianos aclarando que ese testimonio es el sello del 'espíritu de profecía' el cual puede ser interpretado de la siguiente manera:
  1. Entendiendo que la profecía es Palabra de Dios dada a los hombres y que Jesús es el VERBO (Jn 1:1, Ap 19:13) el retener el testimonio se trata del conocimiento de Dios es decir de JESÚS, por medio del estudio del dogma cristiano, el cual es la verdad revelada de Dios.
  2. Por otra parte también debemos tener en cuenta que si el antiguo pacto (A.T.), es la 'profecía presente' de la venida de nuestro Salvador Jesucristo y Mesías entonces el punto anterior queda igualmente confirmado.
  3. Ahora bien si reconocemos que el Don de Profecía no es el resultado de un estudio diligente y tiempo en oración para hacer una predica, ni para predecir el futuro, ni para dirección personal sino por el contrario, es una articulación espontánea hablada sin premeditación y por inspiración del Espíritu Santo podríamos aseverar que este sello del cual habla el ángel es el Espíritu quien es el arras y responsable de que todos los cristianos sin excepción puedan profetizar (Ef. 1:13-14; 1 Co. 14:31) pues es por medio del Espíritu Santo que recibimos las palabra profética.

No obstante, es la misma palabra la que nos enseña que la profecía es un estado imperfecto no a causa de quien la da a los hombres -el Espíritu Santo-, sino por causa de quien la pronuncia -la persona- que puede contaminarla con sus emociones, o simplemente falsearla ante los demás pues su estado de vida y testimonio personal no son acordes a Cristo: 1 Co. 13:9, 10 enseña: "Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos". Por lo tanto, la profecía tiene que ser probada y juzgada cuidadosamente antes de que sea aceptada como una palabra genuina y perfecta de parte del Espíritu de Dios.

Algunas pautas que nos enseña la biblia para poder juzgar si una profecía es correcta, según un estudio dado a conocer por el IBCP para tener en cuenta son las siguientes:
  1. Éstas, Nunca Deberán Contradecir La Palabra De Dios Escrita. Por consiguiente, cada articulación profética debe ser "probada" por la Palabra de Dios. 
  2. Siempre Deberá Exaltar A Jesucristo Y Nunca Denigrarlo.
  3. Deberá Edificar, Exhortar Y Consolar A Los Creyentes. Nunca deberá dejarlos confusos, inseguros, acongojados.
  4. Deberá "Dar Testimonio De La Verdad" 
  5. Nunca Deberá Interrumpir El Espíritu De Servicio, Aunque Puede Cambiar Su Curso.
  6. Si Predice Que Algo Ha De Suceder, Tal Evento Deberá Ocurrir.
  7. Deberá Pasar El Examen O "Prueba Del Fruto" (Mt 7:16). Hablando de los falsos profetas, Jesús declaró: "Por sus frutos los conoceréis".
Por último el apóstol en 1 de Corintios 14:3 nos quita toda duda al enseñarnos a juzgar las tres dimensiones en la que toda profecía debe ser juzgada por la congregación o por los hermanos que la escuchan o reciben al declararnos: "Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación". Las tres dimensiones de la profecía en las que los cristianos deben practicar su don con toda humildad y sin temor, en santa reverencia.


(Fuente: Biblia RV1960, IBCP; este articulo fue publicado por primera vez el 14/09/2014, y editado y revisado nuevamente el 19/05/2015)
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