Alejandro Gonzalez | 9:45

Carta a los Hebreos

R.V. 1960

Hebreos
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Capitulo 2

2:1 Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos. 
2:2 Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución, 
2:3 ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron, 
2:4 testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad.
2:5 Porque no sujetó a los ángeles el mundo venidero, acerca del cual estamos hablando; 
2:6 pero alguien testificó en cierto lugar, diciendo: 
¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él, 
O el hijo del hombre, para que le visites? 
2:7 Le hiciste un poco menor que los ángeles, 
Le coronaste de gloria y de honra, 
Y le pusiste sobre las obras de tus manos; 
2:8 Todo lo sujetaste bajo sus pies.
Porque en cuanto le sujetó todas las cosas, nada dejó que no sea sujeto a él; pero todavía no vemos que todas las cosas le sean sujetas. 
2:9 Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos. 
2:10 Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos. 
2:11 Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos, 
2:12 diciendo: 
Anunciaré a mis hermanos tu nombre, 
En medio de la congregación te alabaré.
2:13 Y otra vez: 
Yo confiaré en él.
Y de nuevo: 
He aquí, yo y los hijos que Dios me dio.
2:14 Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, 
2:15 y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre. 
2:16 Porque ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham. 
2:17 Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo. 
2:18 Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados.
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