Alejandro Gonzalez | 13:21

Evangelio de Lucas

Capitulo 1

1:1 Puesto que ya muchos han tratado de poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas, 
1:2 tal como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la palabra, 
1:3 me ha parecido también a mí, después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, escribírtelas por orden, oh excelentísimo Teófilo, 
1:4 para que conozcas bien la verdad de las cosas en las cuales has sido instruido.
1:5 Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, de la clase de Abías; su mujer era de las hijas de Aarón, y se llamaba Elisabet. 
1:6 Ambos eran justos delante de Dios, y andaban irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor. 
1:7 Pero no tenían hijo, porque Elisabet era estéril, y ambos eran ya de edad avanzada. 
1:8 Aconteció que ejerciendo Zacarías el sacerdocio delante de Dios según el orden de su clase, 
1:9 conforme a la costumbre del sacerdocio, le tocó en suerte ofrecer el incienso, entrando en el santuario del Señor. 
1:10 Y toda la multitud del pueblo estaba fuera orando a la hora del incienso. 
1:11 Y se le apareció un ángel del Señor puesto en pie a la derecha del altar del incienso. 
1:12 Y se turbó Zacarías al verle, y le sobrecogió temor. 
1:13 Pero el ángel le dijo: Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan. 
1:14 Y tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán de su nacimiento; 
1:15 porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre. 
1:16 Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos. 
1:17 E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto. 
1:18 Dijo Zacarías al ángel: ¿En qué conoceré esto? Porque yo soy viejo, y mi mujer es de edad avanzada. 
1:19 Respondiendo el ángel, le dijo: Yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios; y he sido enviado a hablarte, y darte estas buenas nuevas. 
1:20 Y ahora quedarás mudo y no podrás hablar, hasta el día en que esto se haga, por cuanto no creíste mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo. 
1:21 Y el pueblo estaba esperando a Zacarías, y se extrañaba de que él se demorase en el santuario. 
1:22 Pero cuando salió, no les podía hablar; y comprendieron que había visto visión en el santuario. El les hablaba por señas, y permaneció mudo. 
1:23 Y cumplidos los días de su ministerio, se fue a su casa. 
1:24 Después de aquellos días concibió su mujer Elisabet, y se recluyó en casa por cinco meses, diciendo: 
1:25 Así ha hecho conmigo el Señor en los días en que se dignó quitar mi afrenta entre los hombres.
1:26 Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, 
1:27 a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María.
1:28 Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres. 
1:29 Mas ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería esta. 
1:30 Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. 
1:31 Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS.
1:32 Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; 
1:33 y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.
1:34 Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón. 
1:35 Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios. 
1:36 Y he aquí tu parienta Elisabet, ella también ha concebido hijo en su vejez; y este es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril; 
1:37 porque nada hay imposible para Dios.
1:38 Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia.
1:39 En aquellos días, levantándose María, fue de prisa a la montaña, a una ciudad de Judá; 
1:40 y entró en casa de Zacarías, y saludó a Elisabet. 
1:41 Y aconteció que cuando oyó Elisabet la salutación de María, la criatura saltó en su vientre; y Elisabet fue llena del Espíritu Santo, 
1:42 y exclamó a gran voz, y dijo: Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre. 
1:43 ¿Por qué se me concede esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí? 
1:44 Porque tan pronto como llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. 
1:45 Y bienaventurada la que creyó, porque se cumplirá lo que le fue dicho de parte del Señor. 
1:46 Entonces María dijo:
Engrandece mi alma al Señor;
1:47   Y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador.
1:48   Porque ha mirado la bajeza de su sierva; 
Pues he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones. 
1:49   Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso; 
Santo es su nombre, 
1:50   Y su misericordia es de generación en generación 
A los que le temen. 
1:51   Hizo proezas con su brazo; 
Esparció a los soberbios en el pensamiento de sus corazones.
1:52   Quitó de los tronos a los poderosos, 
Y exaltó a los humildes. 
1:53   A los hambrientos colmó de bienes, 
Y a los ricos envió vacíos.
1:54   Socorrió a Israel su siervo, 
Acordándose de la misericordia 
1:55   De la cual habló a nuestros padres, 
Para con Abraham y su descendencia para siempre.
1:56 Y se quedó María con ella como tres meses; después se volvió a su casa.
1:57 Cuando a Elisabet se le cumplió el tiempo de su alumbramiento, dio a luz un hijo. 
1:58 Y cuando oyeron los vecinos y los parientes que Dios había engrandecido para con ella su misericordia, se regocijaron con ella. 
1:59 Aconteció que al octavo día vinieron para circuncidar al niño; y le llamaban con el nombre de su padre, Zacarías; 
1:60 pero respondiendo su madre, dijo: No; se llamará Juan. 
1:61 Le dijeron: ¿Por qué? No hay nadie en tu parentela que se llame con ese nombre. 
1:62 Entonces preguntaron por señas a su padre, cómo le quería llamar. 
1:63 Y pidiendo una tablilla, escribió, diciendo: Juan es su nombre. Y todos se maravillaron. 
1:64 Al momento fue abierta su boca y suelta su lengua, y habló bendiciendo a Dios. 
1:65 Y se llenaron de temor todos sus vecinos; y en todas las montañas de Judea se divulgaron todas estas cosas. 
1:66 Y todos los que las oían las guardaban en su corazón, diciendo: ¿Quién, pues, será este niño? Y la mano del Señor estaba con él.
1:67 Y Zacarías su padre fue lleno del Espíritu Santo, y profetizó, diciendo: 
1:68   Bendito el Señor Dios de Israel, 
Que ha visitado y redimido a su pueblo, 
1:69   Y nos levantó un poderoso Salvador 
En la casa de David su siervo, 
1:70   Como habló por boca de sus santos profetas que fueron desde el principio; 
1:71   Salvación de nuestros enemigos, y de la mano de todos los que nos aborrecieron; 
1:72   Para hacer misericordia con nuestros padres, 
Y acordarse de su santo pacto; 
1:73   Del juramento que hizo a Abraham nuestro padre, 
Que nos había de conceder 
1:74   Que, librados de nuestros enemigos, 
Sin temor le serviríamos 
1:75   En santidad y en justicia delante de él, todos nuestros días. 
1:76   Y tú, niño, profeta del Altísimo serás llamado; 
Porque irás delante de la presencia del Señor, para preparar sus caminos;
1:77   Para dar conocimiento de salvación a su pueblo, 
Para perdón de sus pecados, 
1:78   Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, 
Con que nos visitó desde lo alto la aurora, 
1:79   Para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte; 
Para encaminar nuestros pies por camino de paz. 
1:80 Y el niño crecía, y se fortalecía en espíritu; y estuvo en lugares desiertos hasta el día de su manifestación a Israel.


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